El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha generado preocupación al anunciar sus planes de desarrollar la B61-13, una bomba nuclear con una capacidad de 360 kilotones, casi 24 veces más poderosa que la que arrasó Hiroshima en 1945. Esta decisión busca reemplazar algunas de las bombas B61-7, fabricadas en los años 80, que conforman el arsenal nuclear estadounidense. La B61-13, conocida como una «bomba de gravedad», es lanzada desde un avión de combate y guiada por la fuerza de la gravedad hacia su objetivo.
Según lo publicado por Grandes Medios, el Subsecretario de Defensa para Política Espacial, John Plumb, justificó la creación de la B61-13 como una medida necesaria para enfrentar los desafíos cambiantes en la seguridad global. El Departamento de Defensa ha asegurado que la decisión no es una respuesta a eventos recientes, sino parte de su plan estratégico a largo plazo.
La propuesta de desarrollar esta nueva bomba nuclear ha generado preocupación entre grupos internacionales y expertos en desarme. Melissa Park, directora ejecutiva de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), ha expresado su inquietud, especialmente en un contexto de crecientes tensiones internacionales. La Federación de Científicos Estadounidenses también ha calificado esta decisión como «muy extraña» y ha cuestionado la necesidad de una bomba de mayor potencia, argumentando que las fuerzas armadas no la requieren. Mientras tanto, otras naciones con capacidad nuclear también están modernizando sus arsenales, lo que eleva la preocupación en el ámbito internacional sobre la proliferación de armas nucleares.
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